Gladys Heredia fue maestra jardinera durante 36 años, pero actualmente se dedica a la escritura para niños. Además de sus libros y de su pasión por la escritura, reparte sus “Haiku” por las calles de Banfield y de Lomas. “Creo que el Haiku te hace bajar un cambio, mirar un poquito más alrededor, es como que te da paz”, explica en esta nota con “La Puerta de atrás”.
Gladys Heredia fue maestra jardinera durante 36 años, hoy, ya jubilada se dedica a la escritura para niños. Pero además de dedicarse a la docencia y a la literatura, encontró una forma llamativa de compartir con los demás, “el Haiku”.
“Creo que el Haiku te hace bajar un cambio, mirar
un poquito más alrededor, es como que te da paz, por lo menos esa es la
experiencia que yo tengo con el Haiku, que surge cuando estás contemplando, en
un momento de tranquilidad interior”, reflexiona Gladys.
El “Haiku” es un tipo de poesía japonesa, que
consiste en un poema breve de diecisiete sílabas, escrito en tres versos de
cinco, siete y cinco sílabas.
Gladys, que va
repartiendo y dejando sus Haikus en distintos rincones de Banfield y Lomas,
reconoce en esta nota con “La puerta de
atrás” que “La literatura para niños no es sencilla” y agrega: “Tengo la
suerte que a mí me fluye, me gusta y lo hago con mucho amor y mucho respeto”.
La
escritora, admite que esa facilidad para
la escritura proviene de su padre, que era guionista de historieta. “Es
algo que ya viene en los genes, porque mi papá era guionista de historieta y el
recuerdo de toda la vida desde muy chiquita fue verlo a él en la mesa del
comedor escribiendo sus manuscritos o con la máquina Olivetti pasándolos. En mi
casa abundaban los libros y las historietas”, explica.
P-¿Cómo y cuándo empezó a escribir?
R-Comencé a escribir formalmente una vez que
me jubilé, y digo formalmente,
porque en tantos años y en una carrera docente siempre se escribe algo. Se
escribe para fin de año, para los chicos, las palabras para un acto, se
escriben muchas cosas, algún cuento para leer a los alumnos, pero eso fue
informalmente. Yo soy jardinera, siempre en la narración hay reversiones, y
siempre se pone la imaginación. Cuando tenía 18 años, mi papá en ese momento
colaboraba con la revista “Anteojito”, con García Ferré, él es el creador de la
historieta “Ekaton”, que fue muy reconocida, y es el día de hoy que la
historieta tiene sus seguidores, y el año pasado se editó un libro con toda la
historieta compilada. En ese momento que
estaba haciendo colaboraciones con
García Ferré yo le pregunté si yo podía
realizar los chistes, y él me dio la posibilidad de que yo los escriba, me
enseñó como hacer el guión, cómo poner las indicaciones para el dibujante, cada
cuadro, cómo distribuir las viñetas, y
yo me tiré a escribir un par de chistes, pero tenían que pasar por el filtro de
él, si él los consideraba que los podía presentar cómo suyos, me los
presentaba y después me daba la plata que le daban por esos chistes. Habré escrito dos o tres chistes para la
Revista “Larguirucho” pero no a mi nombre. Esa fue la primera vez que escribí
para ganarme un peso.
P-¿Cómo surgió el interés en la escritura?
R-Es algo que ya viene en los genes, por
mi papá y el recuerdo de toda la vida
desde muy chiquita fue verlo a él en la mesa del comedor escribiendo sus
manuscritos o con la máquina Olivetti pasándolos y en mi casa abundaban los
libros y las historietas. Él trabajó
para editorial Columba, para García Ferré, para editorial Universo y para
otras. Historieta fue siempre lo que
abundó en mi casa. Cuando iba a escribir algún argumento se documentaba primero, si el personaje
estaba en el Machu Pichu, traía libros y libros sobre el tema para informarse
antes de hacer su argumento. En mi casa
de la infancia siempre abundaron los libros y las historietas, y el material de
lectura siempre estaba a mano. Siempre
se le dio mucha importancia a la lectura, a la información, a la lectura
literaria. Mi mamá siempre fue una gran lectora.
P-¿Cómo se le ocurrió la idea de hacer los Haikus
y dejarlos en distintos rincones de Banfield y Lomas? y ¿Cuál era el objetivo o
finalidad?
R- Cuando yo me jubilé y quise escribir,
estaba decidida que quería escribir para niños, fui a un taller literario en la Municipalidad de Lomas, de
Literatura Lomas, con la profesora Verónica Wiedrich, que no era un taller para escribir para niños, y dentro de todas las cosas que ella nos
fue presentando, presentó el Haiku, que me pareció algo tan puro, tan natural,
de la esencia de la naturaleza, del hombre, me pareció algo tan bello, que mi
primer libro es un libro de Haiku para niños, que se llama “Haiku un mundo
maravilloso”. Mi intención era escribir para niños y comencé haciendo los
Haiku para niños. Después conocí, tuve referencia de la escuela de Haiku
Argentina, que el director es el maestro Juan Andrés Díaz, que es de
Longchamps, que daba cursos para Haiku. Allí hice el curso para Haiku y Tanka,
y yo soy una enamorada del Haiku de la naturaleza, de la observación, de la
contemplación. Creo que el Haiku te hace
bajar un cambio, mirar un poquito más alrededor, es como que te da paz, por lo
menos esa es la experiencia que yo tengo con el Haiku, que surge cuando estás
contemplando, en un momento de tranquilidad interior. Este fue un año creo
que para la mayoría de mucho esfuerzo, de mucho sostener, de contener al otro,
remar, y llegó fin de año, y llega Diciembre, y es un mes medio loco. Es un mes en el que estamos muy acelerados,
y se me ocurrió compartir esto, el bajar un cambio, compartir lo que tengo al
lado, esos pequeños milagritos que nos da la naturaleza, que están siempre,
pero a veces pasan desapercibidos. Entonces, en estos días locos, se me ocurrió esto de hacerlo para quién le
toque, el prójimo somos todos, cuando uno quiere regalar algo a quien quiere va
y se lo da. La intención es que quien
reciba el Haiku es de sorpresa, para que diga “mira lo que me encontré”, el
saber reconocer las cosas bellas que nos pasan alrededor, esa fue la intención.
P-Varias de sus publicaciones están destinadas al
mundo infantil. ¿Qué la llevó a interesarse en los niños?
R-Es el mundo en
el que viví durante 36 años. Tengo dos hijos que ya son grandes, pero más allá
de los hijos de uno, que la infancia pasa rápido, yo estuve y estoy en contacto con la infancia desde hace 36 años,
desde que me recibí de maestra jardinera. Conozco
ese público, se lo que ese público necesita, que le gusta, que es lo que no le
gusta, y si bien la infancia cambió mucho en todos estos años, esa inocencia
que tiene el niño está siempre, la fantasía, la imaginación, la
identificación que hace el niño con el personaje, un personaje de cuento que
puede llegar a lo más hondo que le está pasando a ese chico, y cómo a través de
esas historias pueden liberar emociones, expresar un sentimiento que tienen muy
adentro y que no saben cómo expresarlo para soltar, es un público para mi
conocido y yo sé cómo apuntar las historias. En pandemia saqué dos libros que
son reversiones de cuentos tradicionales que se llaman “Cuentos tradicionales
en tiempos de Pandemia”, en los que al personaje principal de cada cuento le
afectaba la pandemia en el tema central de su historia. Por ejemplo, Caperucita
Roja no podía ir a ver a su abuela, y la comunicación con ella debía ser a
través del celular, que su abuela no sabía utilizar. Cenicienta, no tenía bailes y no tenía cumpleaños.
Ese libro tuvo mucho impacto en los jardines. Ese libro llegó a muchas
provincias del interior del país, gracias a la tecnología y a las redes
sociales. Y ayudó mucho a los docentes y
a las familias, porque cada cuento al finalizar tiene un cuestionario de
preguntas para que el adulto le haga al niño y pueda exteriorizar eso que le
pasaba. Escribo para niños porque es el
público que conozco, porque es algo
que me fluye, y siempre digo que tiene que ser algo muy cuidado, porque una
palabra fuera de lugar puede provocar una angustia o una idea errónea. La literatura para niños no es sencilla.
Tengo la suerte que a mí me fluye, me gusta y lo hago con mucho amor y mucho
respeto. Yo cursé la diplomatura en
Literatura infantil y Juvenil de SADE Nacional con la Universidad de Villa
María Córdoba y cursé también en Seminario de Regiones Argentinas en la Lija
(Literatura infantil y juvenil). Uno escribe para niños pero hay que
perfeccionarse constantemente para hacerlo bien, cómo el público infantil lo
merece.
P-¿Cómo ve a la educación hoy?
R-Nunca fue fácil
la educación ¿no?, pero los tiempos van
cambiando, los alumnos van cambiando, los docentes tienen que cambiar muchas
cosas, uno se tiene que ir aggiornando día a día porque los chicos no son los
mismos, la sociedad no es la misma, porque la forma de enseñar no tiene que ser
la misma y porque el receptor de la información, de la educación, no es el
mismo que hace años. Lo que veo es
que pasan los años y con las tecnologías y todas las cosas cada vez más
modernas a las que tienen acceso los chicos desde tan temprana edad se va deshumanizando un poco la enseñanza,
al punto de que el chico sabe la canción
que escucha en el celular, pero no sé si sabe la canción que la maestra le
canta, si es que la maestra le canta, porque se ha perdido mucho eso
también , el cantar en el jardín de infantes se está perdiendo, cómo también yo
veía que se estaba perdiendo la poesía en el jardín de infantes. Yo tengo
varios libros de poesía, tengo el de Haiku, ritmas de calabaza con temática de
brujas que es poesía y micro cuento, que el micro cuento es para trabajarlo con
la pregunta y repregunta, pero hay que estar atento a la respuesta del chico,
para hacer una nueva pregunta en base a eso.
La poesía te lleva menos tiempo, te lleva más recursos. La poesía es
breve, se termina rápido. Otro de los
libros de poesías que tengo es “Versos desordenados”, que es el último que
edité y también tuvo muy buena aceptación en los jardines.
P-¿Cuáles son sus próximos proyectos?
R-Hay unos
cuantos dando vueltas, hay uno que lo tengo ya desde el año pasado y no fue
posible concretarlo este año de un nuevo libro que comencé a escribir luego de
hacer el seminario de Regiones Argentinas en la LIJ, tengo todo el material,
pero me falta la ilustradora o el ilustrador, y me falta la solvencia para
poderlo editar, porque las ediciones que yo hago son autoedición así que hay
que pagarlas, implica un capital que hay que disponerlo. Después con “Collar de palabras “ tenemos
también la segunda propuesta para niños de maternal (“Para vos”) con otras
poesías y otras canciones, también nuestras. Y con la SADE, en la que soy
secretaria, estamos pensando nuevos proyectos y nuevos encuentros para el año
que viene. Y con una escritora amiga estamos pensando en un ciclo de encuentros
de un tipo de poesía específica, de la que no
puedo decir más porque no quiero “spoilear”. Este fue un año que cierro con mucha satisfacción y mucha alegría por
todo lo trabajado.
Por último
Gladys repasa: “Recorrí muchas escuelas
como escritora. Y también con el espectáculo de Collar de palabras, que es un
espectáculo de música y poesía que hago con una amiga que se llama María de
Leonardis, compositora de música y profesora de música. Ella pone sus canciones
y yo mis poemas, y vamos recorriendo escuelas e instituciones. Es un
espectáculo muy lindo y colorido que tiene muy buena recepción”.
Pueden conocer
más del trabajo de Gladys en su cuenta de Instagram: “gladysheredia.librosinfantiles”.
Mauro Castro
LPDA- 29-12-24
Qué lindo recorrido por tu historia! Me encantó encontrarme sorpresivamente con un Haiku paseando por Lomas de Zamora!❤️
ResponderEliminar