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“No tenemos que perder la memoria de esas cosas que pasaron porque pueden ocurrir nuevamente”

Santiago Ríos interpreta a “Alsina”, un represor que se hace pasar por cura para atraer víctimas en “1978”, el film de los hermanos Onetti, que se estrenó en nuestro país el 6 de Marzo, y cuya historia transcurre durante la noche de la final del Mundial ’78.  “Me pareció algo que no se había hecho hasta ahora, esa mezcla de casi documental con terror y tenía fé de que iba a funcionar bien”, afirma Santiago en esta nota con “La Puerta de atrás”.



1978, puede considerarse un año ambiguo dentro de nuestra historia. Por un lado es el año que marca que la Selección Argentina de fútbol ganó por primera vez un mundial, gracias a los goles de Kempes. Alegría, festejo, felicidad. Por el otro, nuestro país estaba sumergido en una Dictadura cívico-militar, que le ha costado la vida a miles de argentinos. Desapariciones, tortura y muerte.

Pero “1978” es también el nombre que lleva la película dirigida por Luciano y Nicolás Onetti, que tuvo su estreno en las salas de nuestro país el pasado 6 de Marzo, aunque ya se había exhibido por primera vez el 5 de Octubre del año pasado en el Festival de Cine de Stiges (festival de cine fantástico), en Cataluña.

La noche de la final del mundial ’78, en la que se enfrentaron Argentina y Holanda, es el contexto en la que se desarrolla la trama de la película. Un grupo de torturadores irrumpe violentamente en una casa para secuestrar a un conjunto de jóvenes con el fin de someterlos a un interrogatorio inhumano en un centro clandestino de detención, sin saber que ese grupo de jóvenes pertenecían a un culto satánico liderado por un espíritu sobrenatural desconocido. Son los secuestradores los que terminan siendo las víctimas.


Este film cuenta con las actuaciones de Agustín Pardella, Carlos Portaluppi, Mario Alarcón, Agustín Olcese, Santiago Ríos, Jorge Lorenzo, Gustavo Bonfigli, Paula Silva, Gustavo Pardi.

En “La puerta de atrás” charlamos con Santiago Ríos, que interpreta a “Alsina”, un represor que se hace pasar por cura para atraer víctimas.

“Es un represor y es bastante repugnante debido a que él era el que engañaba a la gente que secuestraban diciendo que era un cura para que se confesaran con él y pudiera sacar información, no torturaba, pero estaba ahí. Era parte del grupo de tareas”, explica Santiago.


P- ¿Cómo te convocaron para formar parte de la película?

R-Se acercaron de una forma muy respetuosa, como nunca se habían acercado a mí para proponerme un trabajo. Me llamó el productor, me dijo que Nico Onetti hacía rato que quería trabajar conmigo, me preguntó si me interesaba, que sabían que yo nunca había hecho género de terror, me mandaron el libreto, me dijeron tu personaje es “Alsina”, fíjate si te gusta, y si te gusta después hablamos del dinero, yo les dije si el personaje me gusta, me ofrecieron algo que me pareció beneficioso para mí, y ahí fue cuando me dijeron vas a ir a este hotel, van a ser tantos días, si tenes problemas con la comida, nosotros te damos la comida que necesitas ingerir, profesionales. Al mismo tiempo recuerdo que me habían ofrecido otra película que no tenía el libreto terminado, cuándo uno conoce lo bueno, es difícil después volver a lo normal. El respeto también pasa por ahí.

P-¿En algún momento, dudaste en aceptar la propuesta?

R-No, me pareció algo que no se había hecho hasta ahora, esa mezcla de casi documental con terror y tenía fe de que iba a funcionar bien.

P-¿Ya habías hecho algún trabajo relacionado con el terror?

R-No, jamás.  He hecho cosas de violencia, en “Tumberos”, “Disputas”, con Caetano casi siempre hay cosas de violencia, pero no de terror.

P-¿Cómo te sentiste trabajando dentro del género?

R-Comodísimo, me sentí un niño otra vez. No con la primera parte de la película, que es muy fuerte y tiene que ver con nuestra historia, ahí había más compromiso y respeto que diversión, pero la segunda parte fue maravillosa, ahí me divertí muchísimo.


P-¿Cómo podes describir al “Padre Alsina”, tu personaje?

R-Es un represor y es bastante repugnante debido a que él era el que engañaba a la gente que secuestraban diciendo que era un cura para que se confesaran con él y pudiera sacar información, no torturaba, pero estaba ahí. Era parte del grupo de tareas.

P-¿Cómo te fuiste sintiendo vos a medida que ibas interpretando el personaje?

R-Toda esa primera parte que contaba, yo la viví.  Hice la Colimba en esa época, me la pase en el calabozo más que haciendo la Colimba, de hecho a los seis meses me echaron porque no había manera de poder estar ahí, tuve mucha suerte, entonces había una cosa de conocimiento del tema que por ahí otros actores no tenían, me apoyé en los directores y algunas cosas me preguntaron y también pude aportar.

P-¿Tuviste libertad para componer el personaje?

R-Si, total, total. Hay algo que me pasa a mí con los casting, yo siento que en los casting me dicen a ver convénceme, sin yo saber que quiere el otro. Acá no, la propuesta fue clara. Me dijeron este personaje es así y así, ármalo como quieras, pero tiene que tener estas características,  por ahí otros actores necesitan otras cosas, pero yo necesito tener algunas cosas claras, por eso no me gustan los casting, porque no sabes que quieren y no sabes que hacer, tenes que comenzar a tirar cosas y te sale un cocoliche, una mezcla rara.



P-¿Te llevó mucho tiempo componer el personaje?

R-No, hay personajes que uno tiene en el ropero, los tiene en la percha colgados, y hay que ir a buscarlos, desempolvarlos un poco, aggiornarlos y acomodarlos para lo que viene. Yo soy grande, y la actuación me ha dado la posibilidad de conocer mucha gente, hice un trabajo también dónde entraba a diez o doce casas por días, si vos tenes curiosidad y tenes ganas de aprender, por más entrenamiento que tengas con los mejores,  conocer a diez o doce estereotipos distintos por día de lunes a sábados es una universidad,  no te lo da nadie, lo que pasa es que hay que tener ganas de observar.

P-¿Qué opiniones recibiste del público con respecto a la película y a tu personaje?

R-Muy respetuosas, creo que hubo uno que no recuerdo bien lo que dijo, algo así cómo, esa no es toda la verdad. Pero yo no le respondí, no quiero convencer a nadie de nada, cada uno que piense lo que quiera, y diga lo que quiera siempre que sea con respeto, ya no entro en ese tipo de peleas de ego o de machos alfa. Ya no. No entro en ese juego. Es ficción, me tocó presentarla en varios cines, y es lo primero que dije.  Se acerca mucho a la realidad que vivimos, pero no deja de ser ficción.

P-¿Qué sensación te deja a vos que esos hechos que cuenta la película hayan ocurrido en realidad?

R-Me satisfizo hacer la película, no tenemos que perder la memoria de esas cosas que pasaron porque ocurren nuevamente, y lo estamos por vivir otra vez. No tengo dudas de eso. Lamentablemente no hemos aprendido, nos han lavado el cerebro, nos han metido en un juego del bueno y del malo, de odios, y eso ha hecho que hayamos perdido la perspectiva de lo que realmente es bueno para muchos y que debería ser lo que uno busca, y no estoy hablando de políticos, ni de Liberalismo ni de Kirchnerismo, estoy hablando de las posibilidades que uno debe tener en democracia. En el comienzo de la historia de nuestra tierra, se comieron unos a otros, ¿qué se puede esperar de nosotros?.  Cuándo los españoles llegaron al Río De La Plata, los aborígenes le hicieron un sitio donde ellos no podían entrar, y los Españoles mandaron primero a los sirvientes y a los de bajo rango, y comenzaron a morir de hambre porque los oficiales no pescaban, porque eran oficiales, preferían comerse a sus subalternos, antes que pescar, y de ahí venimos nosotros. Es patética la historia.

P-¿Qué valoración le das vos a la película y a tu trabajo en ella dentro de tu extensa trayectoria?

R-El valor que le doy es seguir estando en vigencia a pesar de tantos años de trabajo, cuándo uno cumple años la gente comienza a olvidarse un poco de lo que uno hizo y demás, y esto ayuda a que venga otro ramalazo de propuestas de trabajo que ya están saliendo y que no esperaba que vinieran.

Por último, Santiago afirma: “A mí me sirvió y mucho, no sólo porque me gustó hacerla, no solamente porque conocí gente maravillosa, los hermanos Onetti, los compañeros de trabajo, la gente de técnica, gente joven con ganas de trabajar, fue un equipo maravilloso, la pase muy pero muy bien, se dieron un montón de cosas donde me sentí respetado. Porque hay veces también que el monto de lo que te pagan es parte del respeto. Fue el trabajo ideal”.



Mauro Castro

LPDA- 2-4-25

 

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