Florencia Menéndez es pintora y muralista, en esta charla con “La Puerta de Atrás”, cuenta desde sus inicios cómo un juego hasta la implicancia y relevancia social y política que tienen hoy el arte y la pintura en su vida. “Lo que tiene el mural es que estás en la calle”, cuenta.
Un pizarrón, cuadros, música de fondo, manchas de pintura y mate. Ese es el escenario (o el cuadro) con el que la pintora Florencia Menéndez recibió en su taller a “La puerta de atrás”.
La artista de Temperley, que realizó murales para el Hospital Gandulfo, el parque Finky y hasta se fue al barrio Tupac Amarú en Jujuy, explica desde sus primeros pasos en el arte y la pintura y cuenta cómo el arte y la realidad llegan a ser un espejo.
Menéndez explica que “hay un costado del muralismo que vengo trabajando, y es el costado social, desde lo participativo, esa es una particularidad de mi trabajo, y tiene que ver con que la gente se pueda acercar a pintar su lugar”.
P- ¿Cómo surgió el interés por la pintura?
R- Surgió porque la tenía muy a mano, muy cerquita, porque el taller de pintura de mi mamá era el lugar de juego, y a medida que fue pasando el tiempo me fui sintiendo cómoda con los elementos, con el taller, con todas las herramientas de juego, y eso hizo que fuera para ese lado.
Mi mamá pinta todavía. Yo crecí entre gente en un taller de pintura, que iban a pintar al bosque a Santa Catalina o se juntaban en un taller a pintar un modelo vivo. La pasión del pintor por pintarlo todo.
P-¿Alguna vez en ese contexto te sentiste obligada o surgió en vos naturalmente el gusto de pintar?
R- Para nada. En realidad, era lo que más a mano tenía para no aburrirme en un momento y después le fui tomando el gusto. No sé si hubiese sido pintora si no hubiese tenido todo eso a mano, probablemente no, pero como mandato no, para nada, todo lo contrario. Si hubo algún mandato era poder sobrevivir económicamente más que pintar. Yo creo que es al día de hoy que la pintura sigue siendo una apuesta rara. Claramente te tiene que gustar mucho y tener que estar muy metido para decir apuesto a esto.
P- La pregunta que sigue a lo anterior y que casi se desprende de tus palabras es, ¿se puede vivir del muralismo?
R- Si, hasta ahora si. Vamos a ver qué pasa en estos años que está todo tan cambiado.
P-¿Cómo podes describir o contar la experiencia de haber pintado una pared en el Hospital Gandulfo?
R- Ese fue uno de los primeros murales que me dieron ganas de seguir y de vivir de esto, de vivir haciendo esto. En realidad hacía muchos años que quería pintar en el Gandulfo, y por cuestiones de no conocer a nadie adentro y por cuestiones burocráticas, había tantas vueltas que no podía hacerlo. Hasta que viene a mi taller de pintura una alumna que era médica del hospital, allá por el 2011, 2012, y me presenta a la gente del Gandulfo y eso hizo el camino más fácil. También había cambiado la gente de la Municipalidad y había gente que me la hizo más fácil también, le podía pedir a ellos los materiales. Fue justo la época dónde en Lomas se le daba importancia a cultura.
P-¿Y para Finky?
R- Si, ese fue otro de los lugares que me gustaron. En el hospital obviamente hay una cuestión de querer ayudar, de querer hacer un lugar menos infeliz, y el parque lo mismo. Son lugares que reúnen a la gente, lugares públicos, lugares gratuitos. Me parece que todos deberíamos apuntar a ayudar este tipo de lugares, a mí por lo menos, lo que son políticas públicas, si puedo aportar un granito de arena para que siga siendo de todos obviamente que ahí apunto.
P- También pintaste murales en el barrio Tupac Amarú en Jujuy, ¿cómo fue eso?
R- Fui a Jujuy cuando me enteré de todo lo que estaba pasando con Milagro (Sala), me llamó mucho la atención. Había demasiadas discusiones sobre el tema, cómo pasa con la política, los que piensan de una manera, los que piensan de otra, sobre un tema que a mí me parecía verlo de una manera más o menos clara, pero no me parecía segura, así que decidí ir a verlo por mí misma, porque tampoco era un tema que estaba sucediendo acá, y cómo realmente me interesaba mucho, me llené la camioneta de materiales y me fui para allá. Descubrí todo lo que era el barrio de Milagro, y a muchas maestras del colegio en el que pintamos. Hice siete murales. Seis participativos y uno que hice yo sola. Lo que tiene el mural es que estás en la calle, hablas con la gente que está ahí. Son tantas las horas que te lleva hacer un mural que le sacas la ficha a la realidad del lugar. Me vine con una idea más formada con respecto al tema.
P- ¿Pintas algún estilo de pintura en particular, tenés preferencia por alguno, o vas variando según el tema, el lugar?
R- Cada lugar pide algo diferente, cada pared pide algo diferente. Uno también, obviamente, es parte. No es lo mismo si se trabaja con gente o si se trabaja sólo. En general yo soy muy realista, mi estilo es realista, porque vengo del dibujo, del modelo vivo desde que soy muy chica y pinto con mucha línea, más que mancha, y es muy figurativo lo mío. Pero también hay murales que piden otra cosa. Cuando se pinta con la gente se pinta más desde la mancha que desde la línea. En realidad cada lugar tiene su técnica, en realidad se me puede etiquetar, cosa que no me gusta, como figurativa.
P- ¿Contás con algún tipo de colaboración (Municipal, gubernamental) para pintar en lugares públicos?
R- Hubo una época en la que fue muy frecuente la ayuda, en la que trabajé mucho en Lomas (de Zamora), que hoy no es tan así, hoy cuesta más todo, entonces, no tengo esa tranquilidad que me daba la ayuda con la que contaba antes. Se hace lo que se puede. Pero con lo que si se que cuento siempre es con la ayuda de la gente. Mi herramienta fundamental es el Facebook, se que cualquier cosa que voy a hacer a ad honorem y que la publico, hay gente que se engancha y viene a pintar, hay gente que se engancha para venir a traerme una lata de pintura, hace poco también se pidió una ayuda para una pintada que estamos por hacer en el Gandulfo y hubo gente de Danone que se acercó y donó dinero para los materiales, que ya los tengo. En general suelo pedir ayuda con los materiales, porque son caros. Depende el lugar donde vaya. Si es algo ad honorem, entre la gente, la Municipalidad y el lugar dónde voy a pintar entre todos sumamos los elementos.
P-¿Qué significa para vos pintar?
R- mmm (piensa)… yo creo que tiene que ver con sacar un mundo interno que no sale por otro lado. Así como algunos hablan, gritan, ríen, lloran, otros pintamos. Me parece que tiene que ver mucho con eso. No suelo poner mucho el pensamiento en la pintura, en general trabajo desde el inconsciente y desde las sensaciones. Cada mural o cada cuadro tiene un tema, pero no es que primero trabajo el tema, lo pienso, lo decoro, le pongo palabras, no. Cualquier tema que voy a hacer, veo de qué modo lo siento y arranco por ahí, y quizás recién al final del trabajo veo lo que hice y digo “ahh mira, era esto”. En general pasa con los cuadros. Con los murales si hay un poco más de boceto, hay otra responsabilidad, porque el mural es algo que le estás encajando a la gente, entonces si hay un estudio previo, pero igualmente ese estudio viene de lo que yo siento de ese tema más que todo un estudio de pensamiento, de idea o de síntesis. Sino que es lo que me surge.
P- ¿Y alguna vez te sorprendió el resultado de algún mural o alguna pintura que hayas hecho?
R- Cómo cuadro muchas veces, en general me pasa eso. Termino el cuadro y me siento absolutamente desnuda porque el cuadro dice todo lo que me está pasando y no fue esa mi intención. Quizás lo sé leer yo y no todo el mundo, pero me pasa mucho eso. Con los murales como es algo que uno elabora más de antemano no pasa tanto, pero me ha pasado igual con murales. Me han tocado temas muy “heavys” con murales, como por ejemplo Cromañón, La Noche de los Lápices, todo lo que es la represión policial a los pibes en los barrios de Lomas de Zamora, he tocado temas muy “heavys”, y recién cuando termino el mural me doy cuenta que se coló alguna cosa que no había planeado, que me termina de definir lo que yo sentí con ese mural.
P- ¿Qué es para vos el arte?
R- (Silencio)… Una manera de hablar. Una más. Y mucho trabajo.
P- ¿Cuáles son los próximos proyectos?
R- Proyectos cercanos tengo. Voy a seguir con el muralismo, voy a seguir con este proyecto del Hospital Gandulfo que por cuestiones de reformas edilicias todavía no se hicieron, y ahora vamos arrancar con eso, que es toda la parte del frente del CODE (Consultorios de demanda espontánea) infantil. Proyectos hay todos los días.
En realidad, en este momento, todo me lleva a trabajar desde la lucha. Quizás hasta hace un año venía trabajando de otra forma, buscando todo lo positivo de todos los temas, muy complicado también porque me llegaron temas como Cromañón y sobre violencia, y siempre le busqué la vuelta de rosca sobre lo que cada tema te enseña. Y ahora estoy en un momento que también tiene que ver con el cambio de gobierno, con las broncas que uno tiene con determinadas cuestiones, que los murales todos tienen que ver con la lucha, con el pelear por algo, con los derechos sobre todo.
“Yo creo que en mi trabajo es fundamental el camino que recorrí, que tiene que ver con el trabajo social, como ir a pintar el colegio de la Tupac, y poder trabajar con los chicos y los maestros del colegio, y los vecinos del colegio. Es otra onda totalmente distinta a trabajar yo sola. Está la pincelada de todos ahí. Eso es lo que más rescato de cómo vine creciendo con mi trabajo”.
“Todo mi crecimiento en la pintura y el muralismo estuvo muy emparentado con lo que sucedió en el país y en el continente en estos últimos años. El muralismo de hecho es una cuestión política. Tengo o tenemos una frase muy grosa que nos quedó que es: La Patria es el otro. Y en el muralismo creo que también está esa frase. El mural es el otro también. El mural también es poder ver al otro. Está la cuestión del reflejo”.
Mauro Castro- 3-11-2016
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