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“En Teatro Ciego como actor aprendí a despojarme de mis prejuicios”

 

Pablo dorado, es actor de Teatro Ciego, una modalidad de teatro que surgió hace 30 años en Córdoba. Entrevistado por La Puerta de atrás, Dorado afirma que este tipo de teatro permite que “sin escenografía nos  podemos trasladar de un segundo a otro a lugares totalmente diferentes”.




Teatro ciego es un tipo de representación escénica que prescinde de uno de los sentidos con los que el espectador puede disfrutar de la obra: la vista. Se desarrolla en un espacio totalmente a oscuras, obligando a los espectadores a percibir a través del oído, el olfato y a utilizar la imaginación.

Un poco de historia. El Teatro ciego, o la técnica del Teatro Ciego, nace en Córdoba, hace 30 años, en 1991 y de la mano de Ricardo Sued, que se inspiró en las técnicas de meditación en la oscuridad que se practicaban en los templos “Zen” Tibetanos.  A partir de esto, Sued decide realizar una obra de teatro en completa oscuridad. El elenco estuvo conformado en su mayoría por actores ciegos, miembros del grupo de teatro leído de la Biblioteca Argentina para Ciegos, que un año después, estrenarían “La isla desierta”, de Roberto Arlt.

La puerta de atrás entrevistó a Pablo Dorado, actor de Teatro Ciego, además de ser director y profesor de teatro.  Consultado sobre su experiencia explica que “podemos recrear para el público desde simplemente nuestra voz y algún efecto sonoro lugares y ambientes increíbles” y añade que  “sin escenografía nos  podemos trasladar de un segundo a otro a lugares totalmente diferentes, eso no pasa en el teatro convencional”.

P-¿Cómo llega la actuación a tu vida y en qué momento?

R-La actuación la descubrí de pura suerte y casualidad cuando tenía 17 años. Hacía 6 meses que me había ido de mi casa a vivir a Capital Federal por una rebeldía de la edad. Saliendo un día del local de comidas rápidas donde trabajaba me encontré caminando por calle Corrientes y en el Teatro San Martin había pegado un afiche de una obra que se daba gratuitamente ese día. La obra se llamaba “Capitulo XV” y la protagonizaba una actriz que luego fue mi primera maestra, Lorena Vega, ella me enseño a enamorarme este esta profesión tan hermosa.



P-¿Cómo te adaptaste a la pandemia? ¿Cómo la llevas?

R- Los primeros meses fueron un golpe duro, ya que veníamos trabajando muy bien, nos esperaba con Teatro Ciego una gira de cuarenta días por todo el Sur, estábamos  muy entusiasmados. Luego el encierro fue divertido dentro de todo lo malo que pasaba afuera, aprendí a convivir conmigo mismo. El teatro online no me atraía para nada, es muy frio actuar delante de un celular sin tener una reacción buena o mala como devolución, con los meses afloje y me copé mucho con escribir, dirigir y actuar ficciones cortas. Eso me tuvo entretenido además de que descubrí una entrada económica extra.

  P-Si tuvieras que explicar o definir tu experiencia como actor de Teatro Ciego, ¿cómo lo harías?

R- Haber entrado al staff de teatro ciego fue maravilloso, como actor aprendí a despojarme de mis prejuicios, mi director es ciego y el me enseño a mirar con el corazón, a valorar todos los demás sentidos, actuar en absoluta oscuridad es una experiencia que solo los actores de teatro ciego podemos disfrutar, podemos recrear para el público desde simplemente nuestra voz y algún efecto sonoro lugares y ambientes increíbles, sin escenografía nos  podemos trasladar de un segundo a otro a lugares totalmente diferentes, eso no pasa en el teatro convencional.

P-¿Cómo llegaste a formar parte de Teatro Ciego?

R- Quedé por un casting que hicieron en el teatro de la comedia de mi ciudad, La Plata. Fueron más de 400 actores platenses y solo necesitabas a 3. Tuve la suerte de ser elegido, me acuerdo que el casting lo tomaban actores y directores ciegos y los postulantes  teníamos que actuar haciendo diferentes personajes a través de la voz.

P-¿Son muy distintas la preparación, los ensayos y el armado de una obra de Teatro Ciego a una obra de teatro convencional?

R- Si, son totalmente distintas desde lo primordial es que nosotros no utilizamos escenario, ni luces, ni maquillaje y tampoco vestuario en ninguna de nuestras obras. Todas transcurren alrededor del público, entre las butacas, actuamos recreando según la historia que nos toque representar. Eso las hace totalmente distintas a todas las demás obras de teatro.

P-¿Alguna vez te sentiste frustrado o a sentir que el teatro no era lo tuyo?. ¿Cómo lo superaste?.

R- Si muchas veces me lo replantié.  Hago teatro desde los 17 años, hasta los 30 lo hice de forma amateur y cuando cumplí mi tercer década de edad ahí me cuestioné si seguir con mi trabajo convencional de horario de oficina y rutina de lunes a viernes o tirarme plenamente a poder cumplir mis deseos como actor, y así fue.  No es fácil sostenerte en el ambiente, estar vigente, estar creando todo el tiempo para no quedar afuera del circuito, reboté a miles de casting, una vez tuve una seguidilla de que en 9 castings me dijeron que No. Quise colgar los guantes pero esto para mi es una pasión, nunca voy a poder dejar de hacerlo, me lo pide el cuerpo, es un canal desestresante que me hace feliz y al mismo tiempo que a la gente le guste lo que hago me impulsa más a seguir. Actuar me hace feliz más que tener sexo (Risas).

P-Si tuvieras que elegir entre actuar, dirigir o dar clases, ¿con qué te quedas?

R- En ese orden, actuar me produce endorfinas, ciento una adrenalina que no la sentí jamás haciendo otra cosa, llevo 800 funciones haciendo el mismo personaje en la obra “Un viaje a ciegas” y cada vez que arranca la función sigo sintiendo los mismos nervios como si fuese la primera. La dirección la descubrí por falta de horarios, quería llevar adelante un proyecto propio pero al tener funciones de jueves a domingos todas las semanas no podía comprometerme como actor en otra obra, así que ahí descubrí la dirección que si me lo permitía. Hoy me encanta y me apasiona dirigir actores y más cuando actúan mis textos, les agradezco siempre a todos los actores y actrices que prestan su cuerpo para darle vida a los personajes que les propongo.


P- ¿Alguna vez te pasó o te sucede cuando estás dirigiendo una obra,  de querer “meterte” en la obra a actuarla?

R- ¡Siempre!.  A veces me cuesta poder hacerme entender  para pedirle con palabras lo que quiero conseguir  del actor o actriz que estoy trabajando, ahí es cuando me subo y actuó lo que les quiero pedir y por suerte me entienden siempre.

P-El escribir te da cierto poder, el poder de decidir cómo se desarrolla la obra y que les pasa a los personajes, ¿cómo decidís el destino de la historia y de los personajes?

R- Tengo el grueso de la trama siempre en la cabeza, se lo que voy a escribir hasta llegar al teclado, se cómo comienza, cual va a ser el conflicto y el final, los diálogos me van saliendo cuando estoy frente a la computadora. Así funciono yo, hay muchas formas, pero la mía me resulta así.

P- ¿Cuáles son tus próximos proyectos?

R- En Junio y Julio filmo mi primer largometraje como protagonista, es un proyecto de tesis de alumnos de la Universidad Platense, eso me tiene muy entusiasmado, además de estar esperando que la pandemia pase rápido para poder volver a trabajar en el teatro como veníamos haciéndolo.

P.¿Cómo ves al teatro en el futuro cercano?.

R-En el futuro cercano veo muy difícil  arrancar con todo como antes, esto va a ser un proceso lento en el que la confianza del público a la hora de volver a los teatros va a ir volviendo de a poco.  Necesitamos del público para poder trabajar y hasta que no estemos todos vacunados y seguros la normalidad en lo que es lo teatral se va a hacer esperar,  por lo menos este año también.

A partir del sábado, Pablo estará dando clases en el Teatro Picadilly de forma presencial, en Av.Corrientes 1524, Capital Federal. Pueden consultar más información en sus redes sociales. 

Mauro Castro

LPDA- 12-5-21


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