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“El personaje está hecho de los mismos componentes de la persona”

 

La puerta de atrás dialogó con Hernán Vázquez, actor y músico. El teatro, “El área 18”, obra que volverá a escena próximamente, y su gusto por la música que lo llevó a introducirse en el mundo del teatro, fueron los ejes de esta entrevista.  Y recuerda: “Yo quería ser bajista, pero mis viejos no me podrían comprar un bajo. En primer año de secundaria un profesor de teatro pasó por las aulas. Yo sin saber dónde me metía, me metí. Ahí descubrí que la actuación podía ser un camino”.

Hernán Vázquez, actor y músico. Su relación con el teatro comenzó por error, cuando soñaba con tener un bajo y ser músico, pero se cruzó con el teatro en el colegio secundario. A partir de allí nunca más se separó de la actuación.

“Yo quería ser bajista, pero mis viejos no me podrían comprar un bajo, y menos un amplificador para que sonara. Por lo que rápidamente, mi “Yo” bajista quedó descartado. Fue en primer año de secundaria que un profesor de teatro paso por las aulas promocionando su taller”, cuenta Hernán.

En esta nota de La puerta de atrás, dialogamos con el actor –entre otros temas- sobre “El área 18”, una obra basada en la novela del gran Fontanarrosa, que en 2022 continuará en escena y que desde “La puerta de atrás” recomendamos que vean.  Además Vázquez cuenta sus sensaciones sobre estos dos años que pasaron desde el comienzo de la pandemia.


 P-¿Qué sensaciones te generó actuar en una obra basada en un texto de Fontanarrosa cómo “El área 18”?

R-Fue un desafío muy importante, Cristian Palacios agarró la novela y la llevó a un formato teatral, cosa que parecía imposible por la cantidad de ficción y delirio que propone la historia en sí. Entre cuatro actores interpretamos 15 personajes, lo que hace que sea demasiado divertido trabajar en un proyecto así, dónde se le suma la música en vivo que nosotros mismos compusimos y ejecutamos cada función.  Es un espectáculo ideal para actuar. Está colmado de juego y a su vez, toda la esencia de Fontanarrosa intacta.



P- ¿Cómo vivís este momento de presencialidad luego de casi dos años de virtualidad y de que los teatros estén cerrados?

R-Me encantaría decirte que lo vivo lleno de alegría por haber vuelto y tal,  pero hay dos cosas que no me permiten de ese disfrute.  La primera es la sensación de incertidumbre en cuanto a si se vuelve a un posible encierro. Fui muy optimista en su momento y me la pegué bastante. Y por otro lado, noto que, si bien nunca fue fácil, en estos momentos al público le está costando mucho volver a las salas. Y no me explico porque. En pandemia todos querían salir…ahora que se puede, no se sale. Efecto rarísimo. De todos modos, agradezco estar actuando y tocando.

 

P-¿Cómo fueron tus orígenes en el teatro? ¿Cómo llegó el teatro a tu vida?

R-Llego por error. Yo quería ser bajista, pero mis viejos no me podrían comprar un bajo, y menos un amplificador para que sonara. Por lo que rápidamente, mi “Yo” bajista quedó descartado. Fue en primer año de secundaria que un profesor de teatro paso por las aulas promocionando su taller. Yo sin saber dónde me metía, me metí. Ahí descubrí que la actuación podía ser un camino. Tenía condiciones y rápidamente me empezaron a convocar para participar de diferentes proyectos y así seguí, al día de hoy.


P- ¿Y la música?

R-Había en mi casa una guitarra hecha mierda. Muy de a poquito la fui armando como para que sonara a algo. Una vez conseguido esto, empecé a aprender acordes por mi cuenta, mirándole los dedos a los guitarristas, comprando cancioneros, y explotando a los amigos músicos. Se volvió un hábito tocar todos los días. Hoy me cuesta reconocerme músico, me siento más actor. Pero lo cierto es que en mi vida son dos actividades que van juntas y complementándose constantemente.

P-Volviendo al teatro, ¿recordás cómo fue la primera vez que actuaste? ¿Dónde fue?

R-Hice de Pipo Mancera (presentador de TV de los años 70) en la escuela primaria. Yo tendría unos 9 o 10 años. Tuve que conducir todo el acto. Me acuerdo de esa vez, dos cosas. La primera, lo rápido que terminó todo. Dos horas de acto que se me representaron cómo diez minutos. Y la segunda, el reconocimiento de todo el mundo por lo bien que había estado.  Fue un cariño que nunca más volví a sentir.  Muy agradable sensación. Esa fue la vez que actué sin ser actor. La primera obra como actor decidido a actuar fue en el año 95 en el Teatro Payró en Banfield, donde hicimos una versión de “300 millones” de Arlt.

P-¿Cuáles son tus referentes en actuación?

R-Tengo mis referentes. Los maestros Lorenzo Quinteros y Julio Ordano son los dos que encabezan mi lista. Tuve la suerte de trabar con ambos y aprender de las cosas más importantes que hacen a la actuación.

P-¿Cómo viene el 2022? ¿Cuáles son tus proyectos para este año?

R-En 2022 seguimos con “El área 18”. Además se viene una reposición de “8 veces te dejo” de Elvira Gómez. Cada vez que pueda participaré de Varietés  y Concerts. Y posiblemente se estrene una serie que grabamos en año pasado. Si no es en el 2022, será en el 2023. Se trata de un policial que va a dar que hablar.


P-¿Cuánto hay de vos en tus personajes a la hora de la composición?

R-Soy yo. Todo el tiempo. Arriba y abajo del escenario. Claro que no siempre mi forma de ver la vida, o de pensar, se condice con la de los personajes, así que ahí es donde uno más se aleja e interpreta a ciencia cierta, pero siempre haciendo uso de las herramientas de la persona. Por lo que considero que el personaje está hecho de los mismos componentes de la persona… lo que cambia es el discurso.

P-De las obras en las que actuaste, ¿Cuál fue la que más te gustó o disfrutaste?

R- Hice muchas, es muy difícil quedarse con una. Pero si hubo un trabajo que en mi mundo interno marcó un antes y un después.  Se llamaba “O.W” de Julio Ordano. Era el juicio que condenaría a Oscar Wilde, básicamente por ser Oscar Wilde. La poética, la inteligencia, la sensibilidad y la injusticia coexistieron muy armónicamente en este espectáculo. Y en lo personal, me atravesó hacerlo ya que en ese momento en mi vida personal había sufrido algunos cambios trágicos que me llevarían a encarnar mi personaje desde un lugar muy interno y genuino.

Por último, y en referencia a sus preferencias y gustos teatrales, Vázquez explica que  cómo espectador, prefiero el humor en todas sus expresiones,  cómo actor, me gusta pasar por la propuesta que se presente indistintamente del género”. 

Mauro Castro

LPDA - 17-2-22

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