La
puerta de Atrás, entrevistó a Manu Mansilla, titiritero, oriundo de Banfield,
pero que ha recorrido varios países de América y Europa con su trabajo. “Hace
16 años que trabajo con títeres, no sé hacer otra cosa, si me das un serrucho,
me corto una pierna”.
¿Quién
no ha visto en su niñez alguna obra de títeres?, un mundo dónde la ficción y la
fantasía le ganan espacio a la realidad. Los títeres permiten recrear,
parodiar, imaginar o simplemente inventar.
Un
títere, es un objeto, generalmente una figura con forma humana o de algún
animal, que puede ser movido con un objetivo o finalidad dramática, y dirigido
a un público.
Manu
Mansilla, es un titiritero, oriundo de Lomas de Zamora, que ha
recorrido América y el Mundo con sus títeres. De Lomas de Zamora al Mundo. Y en
La puerta de atrás lo entrevistamos para
conocer un poco más acerca del mundo de los títeres, de qué se trata su
trabajo, y cuál es su presente, y su futuro.
P-
¿Cómo llegaron los títeres a tu vida?
R-
Mi mamá fue parte de un proceso cultura que se dio acá en zona sur en la
escuela Conaba, un grupo de teatro que se llamó “El Altillo”, que años después
fue un espacio dónde yo también entrené; y en ese lugar tuve contacto con el
teatro desde joven, y eso hizo que desde que yo empecé a crecer que la cultura,
el teatro, la música siempre estuvieran muy presentes en mi infancia. De hecho,
el recuerdo más antiguo que tengo de los títeres es estar sentado en la sala
Martín Coronado del Teatro San Martín, mirar para abajo, verme los pies que no
me llegaban a tocar el piso y ver una puesta de Guillermo Tell hecha por elenco
de titiriteros del San Martín, que después muchos de los integrantes de ese
elenco iban a ser profesores míos en la carrera de títeres.
Y
otro recuerdo que tengo es de ir al barrio de Catalinas en La Boca, ir a ver a
la murga de Catalinas y al grupo que se estaba gestando en La Boca en esa
época.
“Mi
madre siempre cuenta una anécdota que dice que cuando yo era chiquito e íbamos
al teatro San Martín a ver títeres yo lo decía que quiero ‘hacer eso’”, cuenta
Mansilla, evocando los recuerdos de su niñez.
“Después,
cuando me tocó elegir, cuando tuve la libertad de elegir, volví
inconscientemente a ese lugar de mucho disfrute, de mucho goce”, agrega.
“Cuándo
todos mis compañeros empezaron a ir a la UBA a ver que iban a hacer, que
carrera iban a seguir, yo me anoté en el CBC para hacer antropología, para
después seguir paleontología, y me inscribí a la escuela de títeres. A la UBA
no fui nunca. Pero sí años después los títeres me llevaron a tener contacto con
un montón de sitios arqueológicos”.
Además,
Mansilla estudio teatro en el “Teatro de las memorias”, donde se formó como
actor y técnico, trabajó como iluminador y sonidista.
“Me
quise anotar a la escuela de títeres a los 16 años, y en la escuela me dijeron
que no podía porque era chico. Enfrente de la escuela estaba ‘Liberarte’, que
decía que se daban clases de títeres, y los daba Antoaneta
Madjarova que era una titiritera búlgara que había venido de
Sofía a Buenos Aires. Y hace dos años fui a Bulgaria,
a conocer la escuela de dónde había salido mi maestra, una de mis maestras, y
el día que llegué a Bulgaria, quise ir a la escuela y no me dejaron entrar. Se
repitió la historia. Mucha burocracia. Encima no hablaban inglés. Me senté en
la recepción de la escuela de títeres de Bulgaria, en Sofía, y con un muchacho
que estaba al lado mío nos empezamos a intentar comunicar, y le expliqué de
donde venía, y que quería conocer la escuela, y él me llevó a recorrerla.
Después me dio a entender que ese mismo día a la tarde, iba a dar un
espectáculo de títeres a una plaza. El primer día en Sofía terminé armando un
teatro de títeres con unos búlgaros en una plaza. Fue muy bonito. No era un
turista. Había ido a ver una escuela de títeres a Bulgaria”.
“Los
títeres son los que me han ido llevando no sólo a lugares sino que también me
han permitido entender cómo funciona el Mundo. Mis amigos son titiriteros, mi
pareja también la conocí en la escuela de títeres. Los
títeres me han dado todo esto, y me siguen sorprendiendo”,
reflexiona.
P-
¿En que te basas para construir tus personajes?
R-
Me pasa con los personajes que muchas veces nacen de ‘estar en un estado’. Si
uno pudiera decir me voy a poner en estado de percepción, de creatividad, dónde
voy a empezar a escuchar desde otro lugar. Y en ese escuchar cosas, frases,
empezas a escuchar expresiones, me refiero a escuchar con los ojos también, a
percibir, y empiezo a entender que hay algo que me va llevando, una cierta combinación
de aspectos que me hacen ver que hay algo, hay algo más allá de lo que veo, hay
algo que no puedo ver, y eso me gusta, entonces empiezo a juntar frases,
palabras, una síntesis, una síntesis puede ser una boina, una boina habla
mucho, unos lentes viejos, y me empieza a llevar a un lugar. Después empiezo a
trabajar la parte plástica y aparecen las cosas. Un personaje que yo tengo que
se llama Nelly, lo creé a partir de cosas, de frases
que me decía mi abuela. Yo las escuchaba y dije tengo que hacer algo con esto.
Empecé a escuchar desde otro lugar y las frases se me tridimensionalizaban. Mi
abuela me decía “Yo solamente le dije te amo a dos hombres en mi vida, a mi
marido y a vos”. Y eso me quedaba, y yo decía acá hay algo.
P-¿Vos
mismo creas tus propios títeres?
R-
No siempre. Por ejemplo, en el curso que yo hice, hay una formación integral.
Tenés conocimientos en dramaturgia, conocimientos de construcción,
conocimientos de actuación, conocimientos de ciertas cosas. Pero no se da
dirección. Vos cuándo salís tenés conocimiento de todo, pero no sos nada en
realidad. Lo interesante sería pensar que en la vida cuándo uno
termina de ser, se muere. Y entonces lo que uno tiene que hacer
es elegir. Y a mí lo que me pasa es que me gustan varios aspectos. Entonces hay
ciertos títeres que los construyo yo. Y por ahí hay otras cosas que encontré en
otros artistas argentinos que te vuelan la cabeza como construyen, y entonces
les encargo. Les hago el diseño, y les pido que me lo pasen a 3D. Uno de mis
grandes amigos Gustavo Garabito, es para mí uno de los mejores realizadores,
junto a Marcelo Fernández.
Hay
una charla que se da siempre en el teatro independiente y es que nosotros
hacemos todo, cuándo uno tiene la oportunidad de profesionalizarse le cuesta
mucho delegar, pedir. Aprender a pedir, es todo un proceso para el artista
independiente que decide hacer del teatro su modo de vida.
P-
¿Cuál fue tu primer personaje en títeres?
R-
Mi primer personaje que me tocó manipular, no fue un personaje o espectáculo
mío, sino que fue un reemplazo, era uno de los tres chanchitos, y justo era el
más rebelde, tenía canciones, cantaba.
Pero
el primer personaje que yo cree fue el Doctor Terribilis
que está inspirado en un cuento de Gianni Rodari que era sobre un científico
que se quería robar la luna y pedir un rescate, y era muy malo en matemáticas,
y construía un equipo para robar la luna, pero una luna diez veces más chica.
El Doctor Terribilis fue el mejor personaje que yo construí como tal, realmente
sentía que tenía la totalidad del universo, había logrado la tridimensionalidad
de su universo, su lógica.
Y
el segundo personaje, fue Luis, que es por el que
más se me conoce, y con el que logré entenderme a mí. Tiene mucha más confianza
en el mundo que yo. Muchas veces me ha ayudado a tender cosas mías. Lo atravesé
con mis mayores dilemas existenciales, y él ha logrado sortearlos todos con una
maestría increíble. Siempre termina ganándome 2 a 1.
P-
¿Hace cuánto empezaste a trabajar con los títeres?
R-
Hace 16 años. No sé hacer otra cosa. Me das un serrucho y me corto una pierna.
Si
vos escuchás un disco de los Beatles, ‘please, please me’, decís estos chabones
inventaron todo esto, son unos genios totales, ahora si empezas a escuchar
música, te das cuenta que los Beatles estaban influenciados por la música de la
época. Y yo creo que a mí me pasa lo mismo. Si vos ves solamente mi trabajo,
decís ‘¿este pibe inventó todo eso?’, ahora si empezás a ver títeres te vas a
dar cuenta que estoy totalmente influenciado por un montón de personas que
antes que yo, resolvieron un montón de cosas. Y otras cosas que no habían
resuelto todavía, las resolví yo, para que otros que son más jóvenes ahora las
re-resuelvan más todavía.
Hay
un tema entre los titiriteros, que algunos elegimos tomar, uno de esos tópicos
es el manipulador manipulado, el títere que descubre que lo están manejando.
Vos podes ver como otros titiriteros antes que yo trabajaron ese tema y como
decidí resolverlo yo. Sergio Mercuri, el titiritero de Banfield, cuándo el
títere descubre que lo están manejando le dice ‘sácame la mano, sácame la
mano’.
P-¿Qué
es y como llegaste al Club Sudamericano de Títeres?
R-
Hace mas o menos 10 años, una titiritera argentina, Adriana Sobrero, que ha
influenciado a varios, decidió armar un ciclo de títeres en la sala Alberdi del
Centro Cultural San Martín en homenaje al Toto Villarruel que era el fundador
de la Escuela de Títeres de Avellaneda. El proyecto que Adriana armó era armar
un ciclo de títeres viajeros, y darle la oportunidad a compañías de títeres
amigos y amigas que estén pasando por Buenos Aires y armar un espacio a la
gorra para grupos internacionales o del interior. Y me invitó a participar de
ese ciclo. Fue un éxito total. La experiencia de eso fue muy fuerte. Venían
titiriteros y titiriteras de todas las camadas. Años después, armé con Adriana
un ciclo de títeres viajeros e hicimos una producción para traer espectáculos
del interior a Buenos Aires. Perdimos plata como loco, pero lo logramos. Esos
dos proyectos fueron los abuelos del Club Sudamericano de Títeres.
Desde
hace un tiempo, me empecé a encontrar con conocidos que me decían que no tenían
a dónde salir con los chicos, y ahí surgió la idea con Gustavo Garabito de
crear un espacio los viernes a la noche de espectáculos infantiles, dándole la
posibilidad a aquellos compañeros y compañeras de salir a la noche con sus
hijos y pensar actividades en las que los grandes puedan interactuar. Y
funcionó increíblemente. Empezó a pasar que iban estudiantes de títeres y
maestros y maestras. Y hoy estoy convencido de que el Club Sudamericano del
títere va a ser el abuelo de otro proyecto. (El Club Sudamericano funciona en Teatro
El trompo, un viernes al mes).
“Somos
como una profesión que se va relevando, y a medida que se va relevando, va
resolviendo, proponiendo cosas que ya vienen pasando hace un montón de tiempo,
y en eso estamos en el club. Sabemos que es un juego. La gente llega a un
club”.
P-
En algunas notas decís que haces teatro anticostumbrista, ¿de que se trata?
R-
A mí me gusta mucho un grupo musical de Rockabilly que se llama “Bill Haley
& the comets”, y siempre me gustaron mucho ese tipo de nombres, entonces cuando
tuve que ponerle un nombre a mi grupo, mi compañía, estuve un tiempo en el
limbo de los nombres. Yo seguía trabajando sin nombre. También tenía otro grupo
que se llamaba “Los trillizos Benavidez”, éramos tres, se fue uno y quedamos
dos, y cuándo nos presentábamos y la gente nos preguntaba por el tercero, les
decíamos ‘se murió, se murió’. Nos separamos con ese grupo, y yo estuve en el
limbo de los nombres. Durante un tiempo me llamé “Los títeres de tu hermana”.
Después me di cuenta que estaba acostumbrado a hacer las cosas de una forma, y
esa costumbre en la cual había entrado me había llevado hasta llegar a un
techo, entonces me replantié la situación y dije no me quiero acostumbrar nunca
más en mi profesión, y dije voy a estar en contra de la costumbre, voy a ser
anticostumbrista, y entonces ahí puse el nombre “Manu Mansilla y su teatro de
títeres anticostumbrista”.
El
mercado argentino de títeres argentino es muy grande, y solamente entras si
tenés mucho impetú y si tenés realmente un trabajo que viene a ofrecer algo
diferente.
P-¿Cualés
son tus próximos proyectos?
R-
Nosotros, junto con Julia, mi compañera, en los últimos años, tanto de forma
independiente o juntos hicimos giras. A veces uno primero va hace la gira y
después va el otro, y la verdad que hace 14 años que vengo viajando, los
títeres me han ido llevando a diversos lugares, y en los últimos 10 años ha
sido muy intenso, subir, bajar. El año pasado decidí quedarme un poco más en el
país, cultivarme de mi tierra, amigos, familia, mi casa. He alquilado casas que
nunca he habitado. Empecé a darle un taller de tratamiento de títeres de boca y
de varilla al grupo de Catalinas de La Boca. Me ofrecí como co-director y me
aceptaron. El 14 de Mayo entrenamos una gran producción de títeres en el galpón
de Catalinas. Era un teatro de vecinos y se convirtió en un bastión
comunitario. Entonces, este año está marcado un poco por eso. Es la primera vez
que dirijo un elenco. Y decidí desde Agosto del año pasado hasta Agosto de este
año quedarme en Buenos Aires”.
“La
gente de zona sur, al igual que la gente del Oeste, hasta hace un tiempo atrás,
cuándo eramos pibes, y querías ir a ver una banda o una película tenías que
viajar, ir a Capital, para ir a ver una obra, eran pocas las que venían acá.
Siempre desde chiquito viajé. Y de la estación de Lomas, del anden de Lomas de
Zamora, desde muy chico salí a todos lados. Desde el anden de Lomas me fui a
Belice, o a Retiro para ir a Bogotá. Creo que hoy la zona sur está mucho más
interconectada. La gente de zona sur siempre fuimos viajeros. Lomas me ha
invitado a viajar”.
Manu
Mansilla iniciará a mediados de este año, en Agosto, una gira por el Sur del
país, San Luis, Córdoba, Misiones, Colombia; y también realizará un show en
Cuba que se denomina “Los títeres de Argentina por los caminos de Cuba” para
hacer una gira por todos los teatros nacionales de títeres en Cuba.
Manu
seguirá llevando de viaje a Luis, a Nelly y al resto de sus títeres, para
seguir alegrando a su público.
14/4/17
https://www.facebook.com/notes/mau-castro-la-puerta-de-atr%C3%A1s/los-t%C3%ADteres-me-permitieron-entender-c%C3%B3mo-funciona-el-mundo/410445189347755/
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