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“En nuestra obra, la poesía y el boxeo son excusas para reflexionar sobre temas más profundos y universales”

La puerta de atrás dialogó con Darío Pianelli, autor y director, de “Cravan-poeta y boxeador”, espectáculo que cuenta la historia de Arhur Cravan, un boxeador suizo, con una adaptación a nuestra cultura. “La figura de Cravan nos permitió investigar y pensar sobre la relación entre el arte y el deporte, entre la poesía y la violencia”, cuenta el autor.



Normalmente, cuándo pensamos en el boxeo o en los boxeadores, difícilmente los asociemos a la literatura o escritura. Es más probable que lo primero que pensemos sea en los golpes, en el dolor, en asociarlo al sufrimiento,  al esfuerzo físico o a la búsqueda de derrotar al rival.

Como contrapunto a la figura del boxeador, imaginamos a un escritor cómo una persona más bien alejada del mundo del deporte o de las competencias deportivas. A alguien que pasa el tiempo sentado frente a un papel o una computadora, desarrollando alguna idea, o creando una historia, o simplemente escribiendo.

Los concursos de boxeo datan desde antigüedad. Ya en la antigua Grecia se realizaban este tipo de prácticas. Los púgiles griegos llevaban guantes (no acolchados) y protecciones bajo los codos como único atuendo, ya que competían desnudos. Pero también, existe la evidencia de que el boxeo predominaba en África del norte hacía el año 4.000 aC.

Generalmente, tendemos a pensar al boxeo y a la escritura cómo “mundos opuestos”. Sin embargo, la historia de Arthur Cravan nos invita a pensar que esto no siempre es o no siempre fue así. Cravan fue un poeta y boxeador suizo que falleció en Méjico en 1918. Su historia inspiró a Darío Pianelli (autor y director) a construir y escribir su obra “Cravan- Poeta y boxeador”, claro que con una adaptación a nuestras costumbres.


“Queríamos evitar caer en las ya vistas historias arquetípicas del muchachito de provincia que viene a Buenos Aires y se convierte en campeón de boxeo. Necesitábamos un corrimiento, y fue así que dimos con Arthur Cravan, una figura que realmente existió, poeta y boxeador suizo, que nos permitió investigar y pensar sobre la relación entre el arte y el deporte, entre la poesía y la violencia”, explica su autor, en diálogo con La puerta de atrás.

P-¿Por qué decidiste contar la historia de Arturo Cravan?

R-El primer estímulo, lo fundante, fue el deseo de un grupo de amigos actores de ensayar, improvisar y producir.  El primer eje temático fue evitar caer en las ya vistas historias arquetípicas del muchachito de provincia que viene a Buenos Aires y se convierte en campeón de boxeo. Necesitábamos un corrimiento, y fue así que dimos con Arthur Cravan, una figura que realmente existió, poeta y boxeador suizo, que nos permitió investigar y pensar sobre la relación entre el arte y el deporte, entre la poesía y la violencia. A partir de Arthur Cravan, constituimos nuestra propia versión: ahora, Arturito Cravan, un muchachito de Villa Paranacito, Entre Ríos, llega a Buenos Aires con el afán de ser un poeta prestigioso; y el azar lo lleva a dar con el boxeo. En definitiva, el real Arthur Cravan fue la excusa y motivación que encontramos para componer nuestro propio protagonista.

P-¿Cómo es llevar al teatro la vida de un boxeador que después se convierte en poeta?

R- En nuestra obra, el proceso es el inverso. Es la vida de un poeta provinciano que deviene en boxeador.  Pero justamente, en esa mixtura, en esa relación, encontramos la posibilidad de generar resonancias que exceden lo temático. En nuestra obra, tanto la poesía como el boxeo son excusas para narrar y reflexionar sobre temas posiblemente más profundos  y universales: la necesidad de trascendencia, de reconocimiento, de frustraciones, expectativas y fracasos humanos.


P-¿Cómo te llegó la historia de Cravan?

R- Como mencionaba, queríamos producir un corrimiento o extrañamiento del mundo púgil más arquetípico, y así el verdadero Arthur Cravan nos vino ideal como referencia y estímulo. Pero, si bien tomamos mucho de su esencia como figura pública y en buena medida, parte de su recorrido, nuestra obra no es una obra biográfica. No representamos cabalmente su vida y sus sucesos, sino que nos valemos de ellos para darle a nuestro protagonista una impronta argentina, más cercana a nuestros ámbitos, y de carácter popular.

P-¿Cómo fue la elección del protagonista y del elenco?

R- En un principio, el trabajo se constituyó como pruebas escénicas de improvisación dirigida. Un diálogo entre la actuación y la dirección constante. Prueba, error, propuesta y contrapropuesta. En ese sentido, no hubo una elección predeterminada, sino que pude ir definiendo roles y características a partir de lo que los actores iban ofreciendo en cada ensayo. Y de alguna manera, también, aprovechar mejor sus propias características, sus rasgos biográficos, sus tonos expresivos.

P-¿Con qué propuesta se va a encontrar el espectador?

R-Con una obra, en principio popular. Popular en su carácter de accesible, de no volverse encriptada o compleja. Popular en el humor que maneja, y popular también en su dramatismo. Porque, como mencionaba, si bien tomamos como núcleo la vida de un poeta y boxeador, esto no es más que un argumento temático para hablar de emociones humanas y comunes a la mayoría de la gente. A su vez, se van a encontrar con tres actores y una actriz de mucho oficio y mucha afirmación y convicción en esto; gente que ya tiene experiencia en el ámbito teatral, sobre todo independiente, que es de dónde venimos; lo mismo que la música en vivo, que fue compuesta para la obra y durante el proceso creativo de la misma, y que no solo cumple una función ornamental, sino que está en constante diálogo con lo escénico.



P-Saliendo de la obra, y yendo al plano personal, en 2019 ganaste la "Bienal de arte joven" cómo director escénico, ¿qué significó para vos ese premio?

R-Por supuesto, una alegría por el reconocimiento.  Pero más allá de eso, lo interesante fue tener que encontrar y entender una forma distinta de producción; la bienal otorgaba recursos económicos, y aseguraba una afluencia de público, pero los tiempos eran escuetos. En pocos días, había que resolver una puesta con mucha gente, sabiendo que el espectáculo sería masivo. Posiblemente, y exagerando un poco, lo contrario al circuito independiente, donde la cantidad de público siempre es una incógnita y los recursos económicos son nulos, pero el valor que uno tiene es el del tiempo de investigación. A nivel personal, tener que adecuar el trabajo creativo a estos márgenes fue de gran crecimiento y experiencia.

P-¿Cuánto tiempo te llevó escribir la obra?

R-La obra se fue gestando de manera paulatina, primeramente a partir de pruebas e improvisaciones escénicas. De ahí se fue descifrando algo de la narrativa y la poética que queríamos trabajar.  Así como muchas pruebas fueron descartadas, muchas otras dejaban su impronta y me estimulaban para  desarrollar una dramaturgia acorde a las intenciones y necesidades del relato.  Luego de esta primera instancia, que habrá sido trabajo de casi un año,  la segunda etapa si, era encontrar dramatúrgicamente un cauce que permitiera contar la historia de Arturo Cravan, y que esta fuera de resonancia para pensar sobre los temas de fondo que la obra y yo como dramaturgo queríamos investigar. 

P-¿Cómo estuvo el estreno?

R-Hermoso. Como todo estreno, trae un vértigo y una emoción muy especial. Pero a su vez, trae mucha información. El estreno empieza a develar una información sobre la propia obra que solo se descubre ante el contacto con el público.

P-¿Qué expectativas tenes de cara al futuro?

R-Que la gente nos acompañe. Que se sepa sobre nuestro trabajo. Que mucha gente vea el talento de estos actores y músicos. Ojalá nos esperen muchas funciones y sorpresas. Pero por sobre todo, que cada función podamos disfrutar más y más la afirmación y vocación teatral que venimos defendiendo hace ya muchos años.


Actúan: Sanchu Albert, Lorena Ascheri, Matías Russin, Nicolás Vivante. La poesía está compuesta por Nicolás Vivante, Música: Juan Cruz Rodríguez, Escenografía: Vladimir Klink, Diseño de luces: Federico Leyenda, Diseño gráfico: Juan Francisco Reato, Prensa: Pablo Lancone, Asistencia de dirección: Leilén Araudo.

“Cravan- Poeta y boxeador” se puede ver en “Teatro del Pueblo”, en Lavalle 3636 CABA, los sábados a las 20.

Mauro Castro

LPDA- 27-9-24

 

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