Lucas Dominichini es docente de matemática, pero
desde la pandemia comenzó un viaje por la lectura y la escritura. Actualmente
está presentando “Esos ojos que me siguen”, una novela policial y de suspenso. “El
paso de la matemática a la escritura fue muy natural, porque me gustan las dos
cosas muchísimo”, cuenta en esta nota con La Puerta de atrás.
Normalmente
solemos pensar a la escritura y a la
matemática, como dos mundos por
separados, incluso cómo opuestos. Esta regla o idea no se cumple en la vida de Lucas Dominichini, más bien se daría a
la inversa, ya que es profesor de matemática desde hace 17 años, pero a su vez
está presentando una novela, que no es la primera, ya que tiene otras
publicaciones de su autoría.
“El paso de
la matemática a la escritura fue muy natural, porque me gustan las dos cosas
muchísimo”, cuenta Lucas que
está presentando “Esos ojos que me siguen”, a la que describe cómo “una novela policial, de suspenso, es la
historia de una madre que tiene un hijo desaparecido hace un tiempo largo, se
fue al Sur y no lo vieron más, y después de quince años sin encontrar el paradero,
ella realiza una búsqueda de un regalo, y le llega un retrato de un artista que
pinta en el sur, y ese retrato ella dice que es el retrato de su hijo, entonces
inicia una investigación a partir de eso”.
La vinculación de Lucas con la escritura es casi
un mandato familiar, ya que su padre escribía, y su hermana es profesora de
literatura. “Mi
hermana es profesora de literatura, me leyó incansablemente todo lo que tenía
que leer para su profesorado, lo que tenía que ver con cuentos y novelas, me
contaba, me leía y yo a la par de ella, ella me lleva diez años, y casi me
convence para que vaya para el lado de las letras pero siempre me gustaron
mucho los números”, recuerda.
En La puerta de atrás dialogamos con
Lucas, que, entre otras cosas, explica cómo comenzó su vinculación con la
literatura y cuál es el rol de la docencia en su vida.
P-¿Cómo empieza tu relación con la escritura?
¿Cuánto y cómo influyó tu familia?
R- Mi relación con la escritura arrancó desde
chico, inicialmente mi viejo escribía, nunca publicó pero tiene una novela
escrita y muchas canciones y poesías, por ese lado lo veía a él y quizá el
hecho de haber publicado lo que yo escribía fue en ese sentido, yo le insistía
para que él publique lo suyo y no lo llegó a hacer, capaz no estaba en sus planes
tampoco. Mi hermana es profesora de
literatura, me leyó incansablemente todo lo que tenía que leer para su
profesorado, lo que tenía que ver con cuentos y novelas, me contaba, me
leía y yo a la par de ella, ella me lleva diez años, y casi me convence para que vaya para el lado de las letras pero siempre
me gustaron mucho los números, y me decidí por algo que parece la antítesis
pero en realidad es otro lenguaje, los números no dejan de ser otro lenguaje.
Y mi vieja era súper cinéfila, yo veía películas con ella. Quizás esa mixtura de las tres cosas, y esa composición hicieron que me
guste contar historias. Yo dejé la
escritura de muy chico, y después retomé en pandemia, el aburrimiento genera
creatividad, y estando de vacaciones en La Costa sin internet, me puse
escribir, escribí varios cuentos, tenía ganas de escribir un relato, más para
mí que para exponerlo, que sea gracioso, cómico, tierno de una historia que
podía suceder en un aula, y del aula llevarla para afuera también. Muchas
veces el alumno nos ve como seres que vivimos, nacemos y nos reproducimos en el
aula y nada más y no podemos salir de ahí. Te cruzan en otro lado y no pueden
creer que vos jugas a la pelota, que vas a comprar, que tenes una vida aparte.
Quise quitarnos de ese lugar a todos los actores de la escuela y contar relatos
que vinculen a esos actores, pero entre
uno de esos relatos que yo estaba intentando llevar adelante, apareció uno que no
tenía tinte gracioso, y ese fue “Pájaros”, que es una novela de suspenso,
drama, quizás también tiene un tinte policial. Es la historia de una
psicopedagoga que se engancha con lo que le viene ocurriendo a una nena de una
escuela y ella se involucra a partir de observar violencia o signos que le
llaman la atención, y en base a eso inicia una investigación propia. Y la
historia es hasta dónde uno se involucra cuándo pasa esto, ¿hasta dónde llegas
con ese análisis, y por qué?, quizás uno no se involucra con cada historia que
se cruza, elige una y si la elige es por algo.
P-¿Cuánto hace que sos profesor de matemática?
R-Me recibí de
profesor de matemática en 2007, hace 17 años que doy clases. Me encanta. Creo
que elegí muy bien la profesión. Me gusta mucho enseñar, en general me gusta
esa relación docente-estudiante, también soy profe de tango, bailo desde los 12
años también, y me gusta enseñar.
P-¿Cómo fue el paso de la matemática a la
escritura?
R- Cuándo digo que tengo un par de
publicaciones los que me conocen piensan que mis publicaciones son sobre
matemática, y les tengo que explicar que no, que son novelas y cuentos. Y el
que no me conoce cuándo le digo que soy profe cree que lo soy de lengua y
literatura, y también le tengo que explicar que no. Hay ahí un tema. El paso de la matemática a la escritura fue
muy natural, porque me gustan las dos cosas muchísimo. El otro día un
alumno me decía con qué me quedaba, y creo que la matemática me seduce mucho,
pero no tengo porqué elegir tampoco.
P-¿Cuánto y cómo incide la docencia en la decisión
de empezar a escribir?
R-La docencia inicialmente en la decisión
primaria de escribir creo que fue un motor también porque inicié relatos que
suceden dentro de una escuela, o que posiblemente puedan suceder, ninguno tiene que ver con una historia real,
pero si con eventos que suenan graciosos por los actores que involucra, por
ejemplo, un profesor jugando al fútbol en la plaza con alumnos que se cruzó por
casualidad y uno a veces se olvida el
rol que ocupa y como se puede desarrollar una historia, ese es uno de los
cuentos. Fue un disparador y después me di cuenta que me gustaba escribir otros
tipos de relatos y ahí arranqué con la otra novela, con la última, “Esos ojos
que me siguen”, es una novela policial, de suspenso, es la historia de una
madre que tiene un hijo desaparecido hace un tiempo largo, que se fue al Sur y no lo vieron más, y después de
quince años, sin encontrar el paradero, ella realiza una búsqueda de un regalo,
le llega un retrato de un artista que pinta en el sur, y ese retrato ella dice
que es el retrato de su hijo, entonces inicia una investigación a partir de
eso.
P-¿Qué cosas te inspiran a escribir?
R-Me gusta escribir o pensar una historia
casi contándomela a mí mismo, es medio raro, pero a veces a uno le gusta
ver películas y series, está de moda, y me encanta, me siento a inventar una serie para mí mismo, y bueno eso me va
atrapando, y voy queriendo saber que pasa, y al fin de cuentas tengo algo
escrito.
P-¿Cuáles son tus próximos proyectos?
R-Mi próximo
proyecto es seguir escribiendo, tengo varios inicios, pero quiero disfrutar
ahora este último libro que salió hace poquito, tratar de trabajar en la
divulgación, y en Diciembre cuando deje de trabajar y me sienta un poco más
cómodo con el tiempo, empezar a desarrollar alguno de esos inicios. Estoy
trabajando mucho con las escuelas, el libro lo están leyendo alumnos de
distintas edades en las escuelas, y me encanta que tengan contacto con el
libro. Yo después voy a las escuelas y hacemos una charla literaria con los
alumnos, eso me encanta y me motiva a seguir escribiendo, y otra cosa que me
inspira a escribir es el hecho de poder llevar alguna de las historias, que
alguien las tome, y la pueda llevar a la pantalla, a una mini serie o una serie
chiquita, o una película. Las dos novelas se pueden llevar. Con soñar no pierdo
nada.
Pueden conocer más del
trabajo y de la historia de Lucas en su cuenta de Instagram: @dominichinilucas.
Mauro Castro
LPDA- 23-11-24
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