Un químico crea una máquina para hacer desaparecer cuerpos en un sótano cinco pisos bajo tierra y es contratado por un asesino. Juntos construyen una empresa. Tenebroso. De eso se trata "El Cooperador", una pieza teatral escrita por Friedrich Dürrenmatt, estrenada originalmente en 1973, que aún después de cinco décadas no pierde vigencia.
“El cooperador” se ubica dentro del género policial y la comedia negra, y nos invita a reflexionar sobre la naturaleza de
la sociedad contemporánea y la participación social dentro de esos mecanismos.
La comedia negra
es un género o subgénero, en la que el humor es utilizado para tratar temas generalmente
evitables, oscuros y tabú, cómo la muerte, la violencia y el crimen.
Mientras que el origen del género policial clásico
data del siglo XIX, siendo el padre del género Edgar Allan Poe. Sin embargo, a
mediados del siglo XX, el interés por el género policial comenzó a disminuir, y
allí surgió una variante que decantaría en la novela (o comedia) negra.
Dürrenmatt fue reconocido a nivel mundial como
dramaturgo, y escribió, entre otras, novelas policíacas en las que abarca el
alma contradictoria de jueces y criminales, y la justicia.
En “La puerta de atrás” entrevistamos a Nicolás Dominici, director de la obra junto a Federico Lama.
“El
cooperador nos presenta con un barniz divertido y grotesco, un mundo degradado
en donde la corrupción es moneda corriente. Pero no es el único tema. Porque lo
que convive con este mundo corrupto, amoral, degradado, es un mundo humano: es
decir, complejo, hecho de luces y de sombras”,
explica
Dominici.
P-¿Por
qué eligieron "El cooperador" para dirigirla y presentarla?
R-La elegimos porque en principio nos gusta la obra
y nos gusta el autor. Creemos que es una
obra que puede reflejarnos como sociedad en la actualidad, es una obra
necesaria de hacer en los tiempos actuales.
P-¿Qué
lugar ocupan la corrupción y los valores en la obra?
R-Es un tema central. “El cooperador” nos presenta con un barniz divertido y grotesco, un
mundo degradado en donde la corrupción es moneda corriente. Pero no es el único tema. Porque lo que
convive con este mundo corrupto, amoral, degradado, es un mundo humano: es
decir, complejo, hecho de luces y de sombras.
Hay personajes que hacen el mal, pero no son intrínsecamente malas
personas; buscaron que sus acciones tuviesen un sentido en favor de la
Justicia, los ideales que mantienen y por los que lucharon. Dürrenmatt los mira
con sorna y cierta desfachatez a esos personajes, pero, según mi opinión, son
unos de sus temas claves como dramaturgo,
la pérdida de los valores y la
caída de los grandes ideales. Un tema eterno.
P-¿Tuvieron
que trabajar mucho en la adaptación de la obra?
R-En ciertos aspectos. La obra está respetada de
principio a fin, sus situaciones y su línea de acción y personajes. Lo que
hemos adaptado son los diálogos, para hacerlos más ameno a nuestra
idiosincrasia.
P-¿Por
qué crees que siendo de 1973, la obra o los temas que atraviesa están tan
vigentes?
R-Porque es
un clásico. Los temas de Dürrenmatt nunca morirán. Es un gran escritor,
preocupado por grandes temas. Que piensa en serio, que molesta, que quiere
joder, en el buen sentido. ¿La corrupción, la degradación de valores, el Bien,
la Justicia, cuando dejaran de ser temas vigentes? Nunca.
P-¿Cuánto
tiempo de pre-producción les llevó?
R-Nos llevó un año de trabajo.
P-¿Cómo
es contar una historia oscura, con una trama densa, en forma de comedia? ¿Cómo
lograron fusionar estos géneros?
R-Fue el gran problema, la obra exige un tono. Es una broma macabra, una tragicomedia.
Creo que está muy influenciado por Shakespeare, Brecht y Ionesco. Creo que si
en un punto mezclamos a estos tres autores, sale Dürrenmatt. La obra exige
componer una realidad pero con cierta perspectiva no convencional. Hay que abrir una zona de la comunicación
que le permita al espectador entender que está frente a hechos espeluznantes
pero que puede reírse de ellos también. Esa risa es ácida, por supuesto, y te deja con el compromiso obligado de salir
pensando.
P-
¿Ya habías trabajado con Federico?
R-Como actores, hicimos “Café Irlandés”, dirigida
por Eva Halac, hace unos cuantos años. Fue la única experiencia previa, sin
contar la de nuestra amistad desde entonces, claro.
P-
¿Cómo ves el presente del teatro?
R-Siempre hablar del teatro me hace pensar en qué
teatro. Porque en nuestra polifacética ciudad, el teatro es y sigue siendo un
fenómeno impresionante. Yo lo que diría, porque no voy a caer en una apreciación de dicho teatro,
simplemente porque no veo más que el cinco por ciento de lo que se hace, pero lo que considero, más como un deseo
personal, es que haya más Dürrenmatts. Es decir, un teatro que incomode, que
busque hacerse preguntas y nos corra el velo de cierta superficialidad al que
nos sometemos parcialmente a diario. Creo que el desafío de nuevas
dramaturgias, nuevas miradas sobre la realidad social y política se ha ido
perdiendo. Quizás no debamos olvidar que
en el teatro, con las herramientas de la ficción, también se puede hablar de
los grandes temas y en serio.
El elenco de "El cooperador" está compuesto por: Daniel Begino, Andrés Brescia, Francisco Carreras, Sol Fassi, Mucio Manchini, Pablo Mónaco y Fermín Varangot.
Y el equipo de trabajo se completa con: Alejandro Mateo (diseño de vestuario), Norma Rolandi (diseño de escenografía), Franco Cappelletti (Luces), Natalia Tolotti (Asistencia de dirección), Fabi Maneiro (Prensa), Noram Rolandi (Producción escenográfica), Federico Lema (Producción).
"El cooperador" se puede ver en "Andamio 90" - Paraná 662 (CABA)- hasta el sábado 30/8 inclusive.
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